Voto femenino - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 8 de marzo de 2012

Voto femenino


Los griegos fueron los inventores de la democracia, pero la democracia griega difería mucho de la nuestra. Sólo podían votar los hombres libres pertenecientes a la polis. El voto estaba vedado a los extranjeros, a los esclavos y a las mujeres. Aristóteles, el gran filósofo de Atenas, consideraba a mujeres y a esclavos como seres naturalmente inferiores a los hombres libres.


El comediógrafo Atistófanes (446-386 A.C.) fue uno de los grandes escritores de la antigüedad. En sus obras satíricas condenaba la misoginia y sus personajes femeninos eran tanto o más valientes e inteligentes que los masculinos. Dos de sus obras, Lisístrata y La asamblea de las mujeres, tratan del papel de las féminas en la vida pública. En la primera, las mujeres de Atenas ponen en huelga de sexo a sus hombres para que dejen de hacer la guerra con Esparta (un sacrificio que también resulta oneroso para las atenienses). 

En la segunda las mujeres se hacen con el gobierno democrático de Atenas y resultan ser mejores gobernantes que los insensatos hombres, además de que terminan con la guerra (Aristófanes era también un pacifista). Al final de cada obra, hombres y mujeres terminan reconciliados como iguales que necesitan unos de los otros. Las ideas de Aristófanes son interesantes, pero recordemos eran sólo libretos para puestas en escena, farsas sobre situaciones que el público y el mismo autor sabrían que nunca se harían realidad. 

Durante el Imperio Romano y a lo largo de la Edad Media la democracia quedó adormecida. Existieron algunas expresiones democráticas, como las que se daban en algunos burgos medievales (los ediles eran electos por  voto popular), pero de nuevo en ella sólo participaban algunos varones. La primera de las revoluciones burguesas fue la de Inglaterra, que se dio en la segunda mitad del siglo XVII. El país se convirtió en una monarquía parlamentaria, en la que el poder del rey (o reina) estaba regulado por una Constitución, y en la que los miembros del Parlamento eran electos por voto. Pero sólo los hombres adinerados podían votar.

Una segunda ola revolucionaria se dio en las últimas décadas del siglo XVIII. Los Estados Unidos de América, las antiguas Trece Colonias Inglesas, se convirtieron en la primera democracia moderna, en el primer Estado en gobernado por un presidente electo democráticamente. Pero sólo los varones blancos acaudalados tenían derecho al voto.

La Revolución Francesa, ese otro magno evento que inauguró la Edad Contemporánea, tiene a figuras femeninas como símbolos alegóricos. Pero la célebre Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano era precisamente eso: excluía a las mujeres por completo. Cuando Olympia de Gouges propuso los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, fue encarcelada y después guillotinada por el Tribunal Revolucionario. Su delito: una antinatural tendencia hacia la política, impropia del sexo débil. Antes de ser ejecutada, preguntó "Si las mujeres estamos capacitadas para subir a la guillotina, ¿por qué no podemos subir a las tribunas públicas?"


En 1872, Susan B. Anthony fue arrestada y después juzgada por el delito de haber votado en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Como era mujer, no se le envió a la cárcel, sino que se le impuso una multa de $100 dólares. Susan se negó a pagarla y ninguna fuerza en la tierra pudo obligarla a hacerlo. El gobierno de los Estados Unidos, avergonzado, dejó el caso por la paz. Susan B. Anthony introdujo en los EUA el movimiento sufragista, cuya meta era obtener igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres.


En la segunda mitad del siglo XIX, en el mundo anglosajón se dieron con fuerza estos movimientos, en especial en el Reino Unido, donde las sufragistas eran especialmente agresivas y determinadas. Pero no fue ni en suelo británico ni americano donde las mujeres votaron por primera vez. Nueva Zelanda fue el primer país del mundo que le concedió el voto a sus mujeres en el año 1893. Australia le siguió poco después.



En 1914 estalló la peor guerra que la humanidad hubiera conocido hasta entonces. Miles y después millones de hombres fueron movilizados hacia los campos de batalla para ser masacrados o mutilados por las ametralladoras de otros hombres igualmente asustados y condenados. Las mujeres se quedaron en el hogar, pero no en la casa, pues la patria necesitaba de mano de obra en las fábricas y granjas, para suplir a los hombres que habían marchado al frente. La guerra acabó en 1918 pero ya no se podía volver a la normalidad. Las mujeres de Europa y Estados Unidos ya habían probado una nueva experiencia: trabajar por sí mismas, tener su propio dinero, administrarlo como quisieran... ser independientes de sus hombres, que estaban lejos muriendo en las trincheras. En la década siguiente, las sufragistas de Inglaterra, Francia y Estados Unidos hicieron su sueño realidad.


En México el primer estado en el que las mujeres participaron en la política fue Yucatán. Sucedió durante el gobierno del revolucionario Felipe Carrillo Puerto (entre 1922 y 1924). Carrillo Puerto fomentó la creación de asociaciones feministas y fueron yucatecas las primeras tres diputadas mexicanas, entre las que se encontraba su propia hermana Elvia Carrillo. Ah, pero Carrillo Puerto era socialista, y cuando estalló la rebelión delahuertista, la oligarquía hacendada yucateca aprovechó la situación  para destruir su gobierno. Felipe Carrillo Puerto fue aprisionado y fusilado, y eso de la participación de la mujer en la política, locuras y herejías de sucios comunistas, fue abandonado en el estado.

Elvia Carrillo, sin embargo, sobrevivió a su hermano. La Monja Roja del Mayab, como la llamaban, siguió luchando por los derechos sociales y políticos de las de las mujeres a lo largo de las décadas, hasta que sus esfuerzos, y los de otras mujeres mexicanas lograron que en 1953 el gobierno federal mexicano les otorgara el derecho al voto.


Así que, como ven, las mujeres han recorrido un largo camino a través de la historia de la humanidad para lograr que se respete su derecho a votar y a participar en las decisiones que conciernen a todos los habitantes de una nación. Un derecho, sí, pero también un poder y una responsabilidad muy grande. Así es que ya conoces la lucha de las mujeres que hicieron posible que ahora tengas la facultad de salir ejercer el sagrado derecho de elegir...

¿Y tú votaste por este pendejo porque "está guapo"?


¡¡NO MAMES!!


Despotrique publicado en el contexto de la transición presidencial de 2012. Más contenido relacionado:

7 comentarios:

Mariana Aguirre dijo...

no, ni loca, yo votar por ese perfecto idiota ni a madrazos xD

Raúl H. Pérez Navarrete dijo...

Muy buen texto, Mike. Saludos.

Omega Rodo dijo...

No se porque desde el principio sabía que Peña Nieto iba a hacer acto de presencia en este post. Concuerdo con lo ya escrito.

P.D. Dato para la trivia, yo salí en la obra de Lisístrata.

Sir David von Templo dijo...

Habeis dado en el clavo mi estimado... Hay ocasiones en las que quisiera que México fuese Korugar y yo quisiera ser Sinestro...

Saludos.

Karate Pig dijo...

Ego!

muy buen texto, el tema da para bastante, en Alemania fueron las mujeres comunistas las que empezaron el movimiento proderecho al voto, sin embargo, éste fue copado por los nazis (voto pasivo, podían votar pero no postularse para ningún cargo) y rechazado por buena parte de la izqierda.. Por ser mujeres? no, en lo absoluto, simplemente estaban conscientes que la mayoría no tenía la menor cultura política, y tenían razón, buena parte de ellas votaron al líder fuerte y carismático. Claro, una vez en el poder los nazis les dieron vuelta y redujeron a las mujeres a un papel de madres y pilares del hogar.

Anónimo dijo...

Recuerdo haber escuchado que en mexico no se permitia el voto femenino por miedo a que este fuese influido por los parrocos de sus iglesias, ya que las mujeres hacian todo lo que los parrocos decian.

Olga fuera. dijo...

Me gustó mucho tu texto Mike, sufragismo express jaja, muy fácil de entender y leer.

Las mujeres debemos de entender el valor que tenemos en la sociedad y nuestra capacidad para cambiarla. Un buen principio sería no menospreciar el poder de nuestro voto.

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