México en la Primera Guerra Mundial o Cómo dejar de mamar con el Telegrama Zimmerman - Ego Sum Qui Sum

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miércoles, 27 de agosto de 2014

México en la Primera Guerra Mundial o Cómo dejar de mamar con el Telegrama Zimmerman

Un pacto faustoniano


Con el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, algunas publicaciones de Internet mexicanas han aprovechado el momento para hablar del Telegrama Zimmerman, el asunto que vincula a nuestro país de forma directa con aquel conflicto global. 

Para los que acaban de sintonizarnos, el Telegrama Zimmerman fue un documento secreto y cifrado enviado en 1917 por el Secretario del Exterior de Alemania, Arthur Zimmerman, al embajador alemán en México Henrich von Eckardt. En él Zimmerman instruía al embajador que, en caso de que Estados Unidos entrara a la guerra con los Aliados, Alemania le propondría a México una alianza para atacar a su vecino del norte, en probable conjunción con Japón. A cambio de atacar a Estados Unidos, Alemania premiaría a México dándole de vuelta los territorios de Arizona, Nuevo México y Texas, los cuales había perdido en la humillante guerra de 1848.

El original cifrado

El Telegrama Zimmerman saltó a una fama muy modesta en la conciencia nacional a raíz de un libro bestselleroso de Francisco Martín Moreno titulado México... alguna cosa. Todos sus libros se titulan México alguna cosa. En él, el autor, especialista en novelas históricas con un toque de ficción, se centraba en el Telegrama Zimmerman y lo ocurrido alrededor de este documento. Hoy se vuelve a hablar del papelito aprovechando las conmemoraciones del centenario. Ésta es la parte en la que muchos mexicanitos de Internet dicen:



Con el propósito de terminar con este (por otro lado, bastante marginal e intrascendente) mame, he aquí que voy a darles una de mis fabulosas y breves lecciones de historia.

Primero, lo primero. La Primera Guerra Mundial inició en 1914 y se prolongó hasta 1918. El año en que el Telegrama Zimmerman fue enviado era el penúltimo de la guerra, y para entonces las potencias en conflicto ya sentían que estaba durando demasiado y no vislumbraban una solución en el horizonte. La intervención de los Estados Unidos podría cambiar el curso de los acontecimientos, y era tanto anhelada por los Aliados como temida por las Potencias Centrales.

Roces entre Alemania y los Estados Unidos ya se habían dado por causa de la guerra submarina indiscriminada. En su intento de aislar y asfixiar a Gran Bretaña, Alemania había ordenado que sus submarinos destruyeran cuantas naves se acercaran al archipiélago británico. Esto incluyó buques en los que viajaban ciudadanos estadounidenses, los cuales que perdieron la vida. El presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson protestó enérgicamente y exigió el final de los ataques submarinos, ante lo cual Alemania, temiendo la intervención gringa, aceptó suspenderlos.

El hundimiento del Lusitania en 1915 estuvo a punto de provocar la entrada de EUA a la guerra

Pero conforme la lucha en Europa seguía y seguía y seguía sin llevar a ninguna parte, Alemania decidió reanudar la guerra submarina indiscriminada en 1917. En otro de sus planes fantásticos que fantásticamente fracasaban, los altos mandos alemanes calcularon que así podrían vencer a Gran Bretaña y/o a Francia antes de que los Estados Unidos pudieran organizarse y enviar tropas a Europa. Para asegurarse de que ese envío tardara aún más, era mejor si le daban a los gringos una distracción. Y esa distracción era México.

Ahora hablemos de nuestro hermoso país, que había estado viviendo una horrenda lucha fratricida gloriosa revolución desde 1910. Ese año Francisco I. Madero inició un levantamiento armado contra el dictador Porfirio Díaz con el objeto de establecer una democracia verdadera tal como se lo habían ordenado los espíritus del más allá. Pero aunque el general Díaz se largó a Francia en 1911 para no derramar más sangre, Madero ya había soltado al tigre y demostraría no tener ni puta idea de cómo domarlo. Mientras rebeliones de sus antiguos aliados revolucionarios perturbaban la calma en el país, Madero fue traicionado y asesinado en 1913 por el general encargado de su seguridad, el porfirista Victoriano Huerta, en uno de los casos más notables de "¿cómo mierda no vio eso venir?".

Entonces los jefes revolucionarios Francisco Villa, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón se levantaron en armas contra el usurpador Huerta, al que lograron vencer en 1914. Pero como fuera de su odio por Huerta no se ponían de acuerdo sobre casi nada, casi enseguida empezaron a pelearse entre sí. En 1917 Venustiano Carranza era el presidente interino de México, y esperaba estrenar su flamante Constitución ese mismo año para convertirse en presidente constitucional con todas las de la ley. Pero aún estaba en lucha contra las fuerzas rebeldes de Villa y Zapata.

México estaba viviendo su propia guerra total

Alemania ya llevaba algún tiempo tratando de meter a México en guerra con los Estados Unidos. Cuando Huerta fue derrotado y enviado al exilio, el Reich prometió ayudarlo a recuperar el poder en México a cambio de que atacara de inmediato a Gringolandia. Pero Huerta fue detenido por las fuerzas estadounidenses cuando intentaba regresar al país en 1915.

Al mismo tiempo, los alemanes trataban de seducir a Pancho Villa a través de un espía llamado Felix Sommerfeld, quien haciéndose pasar por periodista, se había ganado la confianza del Centauro del Norte. En 1916, Villa, probablemente instigado por Sommerfeld, atacó la ciudad de Columbus, Nuevo México. El saldo fue de 18 gringos y 80 mexicanos muertos. Después del ataque, el gobierno de Wilson envió a 5,000 soldados bajo el mando del general John Pershing en una expedición punitiva para encontrar y castigar a Villa, cosa que nunca logró.

Más o menos así fue

La propuesta del Telegrama Zimmerman fue sólo otro de esos intentos, pero esta vez dirigidos hacia el presidente Carranza. Éste simplemente ignoró la oferta, y no habría pasado a más de no ser porque el servicio de inteligencia británico interceptó y decodificó el mensaje para después mostrárselo a Estados Unidos, lo que decidió finalmente a Wilson a meterse a la Primera Guerra Mundial. Sólo entonces el gobierno de Carranza rechazó la propuesta oficialmente.

Ahora, hablando de Japón... Porque uno de esos genios mexicanos de Internet ya se chaqueteaba pensando en la forma en que los Tres Amigos invadirían a los odiados Estados Unidos para destruirlos de una vez por todas: Japón por el Pacífico, Alemania por el Atlántico y México por el sur. Fuck yeah! Pues déjenme decirles que ésta es la PRIMERA Guerra Mundial, no la Segunda. En ésta, Japón estaba con los Aliados y en contra de Alemania. El Telegrama Zimmerman de hecho le pedía a México que intercediera por ellos ante Japón para ver si los convencían de cambiarse de bando. O sea, la participación de Japón no sólo no era algo seguro, sino improbable hasta lo delirante.

La expedición gringa en México para buscar a Villa.
Se cree que su fracaso inspiró las caricaturas de Speedy Gonzales

Aclaremos las cosas, mexicanos que sueñan con una línea temporal alternativa en la que el gobierno de Carranza aceptó la propuesta:

1.- México llevaba siete años de guerra civil y Carranza aún tenía que vérselas con Villa y Zapata. No estaba en posición de meterse a una guerra internacional con el país más poderoso del continente para recuperar unos territorios que a nadie chingados le importaban. Porque, créalo usted o no, la política internacional no puede guiarse por rencores de 70 años de antigüedad, especialmente cuando lo que quieres es estabilizar tu gobierno recién tomado por la fuerza.

2.- Alemania estaba en guerra con Gran Bretaña, Francia y Rusia, rodeada de enemigos por los cuatro costados y no estaba en posición de brincar el océano para invadir otro continente (coño, no podía ni cruzar el Mar del Norte para invadir Inglaterra). Pero lo más importante: no tenía la mínima intención de hacerlo. Como el mismo Zimmerman declaró, lo único que quería era que Estados Unidos se distrajera con una guerra con México y así retrasar el envío de tropas gringas a Europa el tiempo suficiente. Sabía que nuestro país no tenía la más lejana oportunidad de vencer (o sea, vean la desproporción de bajas de uno y otro bando en el ataque de Villa a Columbus).

3.- Borren a Japón de la ecuación.

4.- ¿Y para qué mierdas quieres de vuelta los territorios perdidos? Aparte de una bastante primitiva y casi animalesca noción de que tener más territorios es bueno, ¿de qué crees que le serviría a México tener Texas, Arizona y Nuevo México, que para esos años de todos modos tenían una mayoría de población anglosajona? O sea, güey, tú de seguro ni podrías ubicarlos en un mapa. ¿Qué pedo? ¿Mejoraría la calidad de vida de los mexicanos si tuviéramos esos territorios? ¿Acaso es lo que nos hubiera faltado para ser potencia mundial? ¿De verdad crees eso?

Sueeeeeeña

Yo sólo quiero decir una cosa para terminar: en los últimos 100 años Alemania perdió dos guerras mundiales y fue partida en dos por más de cuatro décadas (y una de esas mitades era comunista; eso no es poca cosa). Hoy por hoy Alemania es la economía más poderosa de Europa y la tercera del mundo (y campeona del Mundial de Futbol). Mientras tanto, en México seguimos lloriqueando porque hace 100 años alguien no aceptó un descabellado e imposible plan para recuperar unos territorios que perdimos hace 170.


Este texto forma parte de la serie La Gran Guerra, sobre el conflicto bélico mundial que formó el mundo moderno. Otras entradas relacionadas incluyen:

5 comentarios:

Danielov dijo...

Concuerdo contigo. Si con el territorio que ahora conocemos como México, no se ha podido hacer gran cosa, ¿de qué serviría tener muchísimo más territorio, igual de mal administrado?

Saludos. Un gustazo leerte, como siempre.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Interesante la situación de Mexico a inicios de siglo XX.

Meh, USA se va a caer solo, dale unas decadas, quizas con un poco de terapia de ayuda de China/Rusa. ¿?

Saludos desde Uruguay.

Alexander Strauffon dijo...

¡Exacto! Bien ilustrado.

dunkelheitzz dijo...

Pues según yo en esos territorios hay (o había) un chingo de petroleo no?

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