Una entrada de blog no cambiará al mundo - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 28 de enero de 2016

Una entrada de blog no cambiará al mundo


Si los humanos fuéramos seres perfectamente racionales, como los nobles Houyhnhnms de Los viajes de Gulliver, sería muy fácil convencernos mutuamente de lo que es correcto y verdadero, pues bastaría presentar hechos demostrables y argumentos bien razonados. Alas! No lo somos. 

El científico, filósofo y divulgador Massimo Pigliucci llama "falacia racionalista" a la noción ingenua de que basta explicar algo a la gente con toda honestidad para que ésta vea la luz. Años de experiencia debatiendo con creacionistas (por su formación, Pigliucci es biólogo evolutivo), le han mostrado que la cosa no es así de fácil. Somos bastante menos racionales de lo que nos gustaría creer, menos dados a razonar que a racionalizar

En un largo y ya clásico artículo de la revista online Vox, titulado How politics makes us stupid, Ezra Klein habla de las investigaciones de Dan Kahan, sobre algo que en realidad parecería bastante obvio: nosotros nos aferramos a nuestras creencias, aún frente a las más sólidas evidencias de que estamos equivocados. Esto no aplica a cualquier creencia errónea que tengamos, desde luego. Si pensamos que los conejos son roedores y alguien tiene a bien explicarnos que en realidad son lagomorfos, no presentaremos mucha resistencia ante la nueva información. Si habíamos creído toda la vida que Napoleón era un chaparrín y algún alma caritativa y con inclinación pedagógica nos cuenta que no es cierto, tampoco creo que la mayoría de nosotros reaccionaría con mucha intensidad.

No, las creencias a las que nos aferramos son aquéllas que están íntimamente relacionadas con nuestra identidad, con los puntos básicos que construyen quiénes somos y cómo entendemos el mundo. Es decir, las creencia religiosas y la ideología política, principalmente. Ello explica por qué por más datos, estadísticas y argumentos honestos y racionales que le presentemos a los creacionistas, los negacionistas del cambio climático, los antivacunas o los antitransgénicos, no vamos a lograr cambiar su opinión. En efecto, tenemos toda clase de mecanismos de autodefensa para que nuestra visión del mundo no resulte dañada por información nueva, desde el sesgo de confirmación hasta el simple y llano autoengaño. De hecho, estas medidas defensivas son tan exitosas que el intento por convencernos de que andamos equivocados bien puede reforzar nuestras creencias previas. Esto es conocido como backfire effect.


Saber esto ha provocado una reacción apocalíptica: no tiene caso tratar de difundir el conocimiento, ni de debatir a los que sostienen creencias erróneas y dañinas; no tiene caso refutar la desinformación que circula por Internet; la gente simplemente es demasiado idiota para cambiar de opinión. Mejor tiremos la toalla y vámonos a dormir. El mejor ejemplo de esta clase de reacciones lo tenemos en el lamentable final de la excelente columna del Washintong Post escrita por Caitlin Dewey, What was fake on the Internet this week, que en su última entrega explicó que a los fanáticos políticos (en particular los derechistas xenófobos seguidores de Trump) no les interesan los hechos verificables, sino sólo las narrativas que se ajustan a sus prejuicios, y por lo tanto no tenía caso seguir luchando. Es en verdad un panorama bastante deprimente.

Pero creo que las personas que están tirando la toalla lo están enfocando de la manera equivocada. Claro que un texto bien redactado o un debate bien sostenido no van a convencer a una persona de que sus creencias más queridas son falsas. Eso es obvio para cualquiera que ha tenido una conversación en los internetz. Pero es que hace falta ver el cuadro completo y a largo plazo.

Veamos, estoy seguro de que estarán conmigo en que todos alguna vez hemos sostenido ideas equivocadas, y a veces muy estúpidas, incluso con bastante vehemencia (se llama "ser adolescente"). Por ejemplo, en mi etapa de darketo proto-emo yo llegué a creer que Hitler era un buen tipo pero incomprendido y tratado mal por la historia; a lo largo de muchos años creí en la criptozoología y en la ufología y estaba segurísimo de que en cualquier momento los misterios más misteriosos del mundo estaban por revelarse; hasta mis primeros veintitantos todavía creía en la existencia de Dios, si bien de una forma cada vez más vaga e impersonal; hasta hace unos cuantos años creía que la transexualidad era un trastorno mental o el capricho de algunos pervertidos. Podría seguir enumerando creencias erróneas de las que ahora me avergüenzo, pero algo deberé seguir ocultando si quiero que ustedes me sigan teniendo algún respeto...


El caso es que estas nociones no me abandonaron de la noche a la mañana ni gracias a una única lectura o una sola conversación. Los cambios en mi forma de pensar fueron el resultado de años de aprendizaje, de lecturas, de charlas, de experiencias, de viajes, de conocer a diferentes personas con diversos puntos de vista y de largas meditaciones para ordenar mis ideas. Estoy seguro de que ustedes han experimentado cosas muy parecidas.

Esto no aplica sólo a jóvenes de mente abierta e inclinación natural hacia el aprendizaje. Recuerdo que mi señora madre, católica y tradicionalista, solía ser ferozmente homofóbica cuando era niño (lo cual, siendo yo ligeramente femenino en mis formas de actuar, podía llegar a ser muy doloroso, pero no estamos aquí para discutir mis traumas de la infancia...). Mi santa madre no distinguía entre un homosexual y un pedófilo; para ella todos eran violadores y pervertidos, y me advertía de no tener amigos de los que se sospechase fueran gays. Hoy por hoy, su postura es más bien "meh, que cada quien haga lo que quiera".

La evolución de su opinión no se debió a ninguna brillante conferencia en TED o algún artículo del diario local. Fue un proceso lento y largo, que va de la mano con un fenómeno general: el cambio de actitud de la sociedad mexicana en general hacia los gays, que poco a poco van ganando en el terreno de la aceptación. Cambia el punto de vista de la sociedad y los individuos van adaptándose a ella.

"Oye, Ego, pero todas ésas son anécdotas personales y no tienen el valor de pruebas de nada". Y tienen ustedes toda la razón, mis estimables contertulios. Es por eso que también les traigo datos. O más bien, les dirijo a dónde hallarlos, porque ponerlos aquí me da flojera. Por ejemplo, resulta que hay una apreciable tendencia actual en la sociedad estadounidense, especialmente las nuevas generaciones, hacia volverse cada vez más abierta y progresista, como muestra ese artículo de The Atlantic (hace falta un análisis así en México). Esto se debe en gran parte a que los Millennials son más progres que ninguna otra generación anterior, pero también sucede que las generaciones mayores, que antaño eran más conservadoras, van cambiando sus posturas poco a poco. Vaya, incluso muchos conservadores de hoy son más liberales que los conservadores de ayer. Es decir, no es el caso de que los viejos vayan a morir con sus viejas ideas y que el panorama cultural cambie porque son sustituidos por generaciones más jóvenes que piensan distinto: hasta los mayorcitos pueden modificar su forma de pensar. El caso de mi sacrosanta progenitora no es único ni excepcional.

No voy a poner una foto de mi madre, así que aquí está Sara García

Esta tendencia a ser tener una sociedad más abierta ya había sido advertida por Steven Pinker en su The Better Angels in Our Nature, libro sobre la reducción de la violencia en la historia humana, y que no me canso de recomendar. ¿Cómo se explican estos cambios? Es una retroalimentación entre personas que se esfuerzan por transformar la cultura, y de personas que se van adaptando a esa transformación.  

En un capítulo titulado The Humanitarian Revolution, Pinker muestra con números cómo la difusión de las ideas a partir de la invención de la imprenta, y en particular desde la Ilustración, contribuyó a generar una "revolución humanitaria" que dio inicio a un proceso de reducción significativa de la violencia en Occidente. La aparición de numerosos libros que defendían audaces ideas, el clima del libre intercambio de opiniones en las "repúblicas de letras", los esfuerzos para divulgar el conocimiento y la formación de un público lector cada vez más amplio, fueron factores que permitieron esta transformación cultural.

De hecho, el libro puede ser un regalo para los progres, si lo tomamos no con el espíritu triunfalista y defensor del statu quo liberal de su autor, sino como una demostración del valor de las ideas en la transformación de la sociedad. Por ejemplo, en la narrativa derechista la liberación femenina se dio exclusivamente debido a factores económicos (la necesidad por parte del capitalismo de que las mujeres trabajaran y dispusieran de su dinero) y tecnológicos (avances como los anticonceptivos y los electrodomésticos que las liberaron de su función de procreadoras y amas de casa). Pinker demuestra cómo las luchas de los feminismos, desde la divulgación y defensa de sus valores hasta el activismo político, tuvieron una importancia fundamental para que se lograra un cambio. No es tan simple, claro, nunca lo es tratándose de la sociedad humana, y por supuesto que también entran otros factores políticos, económicos y tecnológicos. Pero lo cierto es que en estos procesos la divulgación y asimilación de las ideas juegan un papel de importancia innegable.

Si de verdad fuéramos todos tan necios, incapaces de aprender y modificar nuestro pensamiento, estos cambios no habrían sido posibles. Caray, la misma educación no sería posible.


No digo que haya que desperdiciar tiempo y sacrificar el estado de ánimo para discutir con los millones de perfectos imbéciles que pululan por Internet. Uno debe saber escoger sus batallas. Pero aún si con todos tus datos y tus razonamientos claros no logras convencer al cristiano creacionista de que no mame y que la evolución es un hecho científico como que a los niños no los trae la cigüeña, igual y algún incauto que atestigüe tal debate, y que no esté absolutamente cerrado del cerebro, se acuerde de sus palabras y de algo le sirvan para irse formando el propio pensamiento.

La columna de Caitlin Dewey no iba a cambiar la opinión de los trumpistas xenófobos, pero por lo menos a mí me enseñó que debo ser súper cuidadoso con la información que circula en Internet, incluso la que parece más inocua y en la que no se pueda imaginar quién se beneficiaría de difundir tales falsedades. Y dudo mucho que yo fuera el único que le estuviera sacando provecho.

Pues no es necesario ser pefectamente racionales, basta con ser los suficientemente racionales. Hasta las personas muy convencidas de una causa pueden mudar su parecer. Piensen en un ambientalista greenpeacero como Mark Lynas o en un libertariano capitalistillo como Michael Shermer, que poco a poco aceptaron la evidencia científica y cambiaron sus ideas erróneas sobre los transgénicos y el cambio climático, respectivamente. Me inclino a pensar que sólo los más recalcitrantes fanáticos (que siempre son minoría) crecerán, envejecerán y morirán aferrándose con intransigencia y furia a sus mismas ideas equivocadas.


Aprender sobre historia brinda perspectiva y una de las cosas que mejor he aprendido es que el cambio es lento. No es para desesperarse si nuestros esfuerzos no rinden resultados en unos cuantos años. A veces se necesita toda una vida; a veces más. La mayoría de los filósofos ilustrados no vivieron para ver las revoluciones que sus ideas inspiraron: Montesquieu, Voltaire y Rousseau murieron todos antes del estallido de la Revolución Francesa.

Así que no, un texto, un libro, un discurso no van a cambiar por sí mismos al mundo. Vamos, probablemente no logren ni cambiar la opinión de una sola persona. Pero pueden formar parte del panorama intelectual y cultural que acabará por traer esa transformación necesaria. Una entrada de blog no cambiará el mundo. Será solo una gota de agua, cuando lo que se necesita es un océano. Pero, después de todo, ¿de qué están hechos los océanos sino de millones de gotas de agua?



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14 comentarios:

Arturo dijo...

ciertamente es muy dificil salir de lo que uno cree que es correcto por que bueno pro algo lo consideramos correcto, yo me considero una persona abierta y aun asi cuando leo algo que contradice en cierta manera lo que se (abri los enlaces de napoleon y los conejos :v) me saco de onda, eso si no me siento agusto hasta que investigo y veo si estaba bien lo que yo pensaba o lo que lei.

CoryMatthews dijo...

Una realidad muy interesante, sin duda.

La terquedad y necedad es muy propia del ser humano (de todos los seres vivos en realidad). y luchar contra la negación, o una mente poco dispuesta a las nuevas ideas, es sin duda un trabajo complejo al que se han enfrentado muchos pensadores, y bueno, mucha gente en realidad. los cambios de ideologías ya sean políticas o religiosas son como bien mencionas cambios paulatinos, de pasito a pasito, pero se pueden dar. Siempre y cuando exista gente dispuesta a seguir divulgando

Mario Ramos dijo...

El problema son los que simplifican demasiado.
Por ejemplo los OGM. Todavía no se sabe para qué sirven todos los genes; incluso después de haber descubierto la secuencia del genoma humano;existe el término ADN basura. ¿Qué tal si cambiando un gen en una planta, por ejemplo inyectando uno para transcribir una nueva proteína, para hacer más resistente a ciertas enfermedades, no estamos desencadenando un mecanismo que a largo plazo acabará por extinguir esa planta, con las terribles consecuencias en todos los ámbitos: social, humanitario, e ecológico.
La ciencia es una aproximación constante al conocimiento, no el conocimiento en sí. Y así como después de las leyes de Newton, la relatividad revolucionó nuestra compresión del universo, hay todavía muchas cosas que desconocemos.
También habría que ver qué tan ético es liberar OGM al medio ambiente, teniendo en cuenta los pocos escrúpulos de muchas personas, que sin importar el impacto que sus acciones puedan tener, ponderan sus ganancias personales sobre las consecuencias negativas. Un ejemplo inmediato es el fraude de VW. Monsanto patenta sus semillas y cobra por ellas ¿Qué pasa si sus semillas se mezclan con las especies silvestres? Que ellos cobrarían impuestos a todos los productores.
También sus semillas están ideadas para resistir el glifosato. Independiente de que si es cancerígeno o no, que es todo un tema de discusión en sí mismo ¿Qué impacto ambiental tiene que liberes grandes cantidades de herbicidas en amplias zonas? No es sustentable.

Anónimo dijo...

¿Me puedes explicar eso de la transexualidad por favor? Soy muy liberal y abierto de mente. Con los años he llegado a cambiar mi opinión sobre muchos temas pero sigo sin entender a los transexuales, osea, dicen sentirse que son del sexo opuesto al de su cuerpo ¿pero como alguien puede saber lo que se siente ser de otro sexo?¿consideras mujer a Bruce Jenner? Comento solo para ser ilustrado, en serio.

Por cierto, comento como anónimo pero soy seguidor constante de tu blog, así que estaré esperando tu respuesta.

David Triviño dijo...

Hola ego no se si este enterado de esto, pero ¿que piensas de la destruccion del manglar en cancun para construr un complejo turistico?

Sexto Empirico dijo...

Ego, ahora que mencionas a Massimo me acordé de una reciente entrada en su blog en la que trata un tema muy similar https://platofootnote.wordpress.com/2016/01/27/in-defense-of-accommodationism/

Por cierto ¿Estás en Mérida? Pienso que tal vez podría interesarte una copia de mi tesis sobre la ciencia en Yucatán en el siglo XIX. No lo sé, no te conozco mas que por lo que escribes; pero si te interesa dime.

Maik Civeira dijo...

Negerrak: No es este el espacio, pero en breve te puedo decir que multitud de estudios científicos y metaestudios avalan la seguridad de los transgénicos para consumo humano y más sustentable que la agricultura ordinaria y MUCHO más que la orgánica. Los temores de los anti-ogm por ese lado no tienen bases. Decir "es que la ciencia no lo sabe todo" normalmente es un pretexto para decir "pues me quedo con mis creencias sin fundamento". Es una falacia ad ignorantiam: como no sabemos, entonces puede ser lo que a mí se me ocurra. Pos no, no funciona así la cosa.

Lo de los monopolios es otro tema, pero el problema es que los anti-ogmquieren prohibir todo un avance tecnológico por lo que hacen unas corporaciones corruptas, cuando el problema no es la tecnología sino el uso que se le da. Así, impiden que instituciones públicas como universidades desarrollen e implementen sus propios ogm sin patentes.

Anónimo: Pues lo que he aprendido es que sí, tienen una identidad de género diferente a su sexo biológico. No es perversión ni locura, ni elección. De hecho, parece ser que, como la homosexualidad, es cuestión de nacimiento. Lo ético es dejar que estas personas busquen su propia felicidad, ya que asumir su identidad es algo personal que no hace daño a nadie.

David: Es terrible. He estado compartiendo noticias al respecto en mi página de Facebook. Qué bueno que por ahora se ha podido frenar. Veamos qué sucede después.

Jorge Alex: Pos sí, por aquí ando :)

Anónimo dijo...

Disculpa, pero me dejaste igual. Yo tengo deficiencia de testosterona y no estoy de acuerdo con el papel ni la imagen que tiene el hombre en la sociedad pero no por eso voy por ahí diciendo que soy mujer. Soy hombre, es cuestión de biología. Deberías dedicarle una entrada a ese tema, hay mucha gente como yo que actualmente no comprenden la transexualidad.

edithblacksoul dijo...

Creo que se amplía mucho el efecto "convencedor" que se logra, cuando hablamos desde una postura mmh, pues no sé como llamarla, digamos "positiva". Vaya, que en vez de "atacar" (que no es ataque, pero así lo toman) diciendo que la religión es una farsa, y que está mal y que estúpidos creacionistas, hablar de los beneficios de la ciencia, la racionalidad, vaya un "acá está la party" o algo así. Lo digo como en un enfoque general, no que cada cosa que digamos tenga que ser feliz y amable.

Yo al igual que tú tuve muchas creencias que ahorita me abochornan y también fui creyente y me pongo a pensar que a mí nunca me convenció un comentario de un ateísta virulento que posteara chistes de "ese lokillo de yisus" (yo no era cristiana, pero por decir algo), sino documtales sobre la naturaleza y el espacio, artículos de divulgación que exaltaban eso, la belleza y lo interesante del mundo natural, la evolución...y ese conocimiento basado en hechos y argumentos racionales y con más sustento fue y sigue empujando hacia afuera lo irracional en mí.

Maik Civeira dijo...

Así es, Edith. Estoy de acuerdo contigo. Igual fue para mí. Ningún texto de ateísmo me convenció jamás. Fue aprender sobre ciencia y racionalidad lo que me llevó a un momento en el que más bien acepté "¿sabes qué, Ego? La verdad no creemos en Dios". El cambio que vale la pena siempre es gradual.

Con todo y que creo que es mejor el diálogo respetuoso, creo que también la sátira, el ridículo y hasta la injuria tienen su lugar.

Anónimo: No, es que una cosa es no apegarse a los ROLES DE GÉNERO (lo que la sociedad espera de ti por ser hombre/mujer) y otra cosa es tener una IDENTIDAD DE GÉNERO diferente del sexo biológico. No me aventaría yo a escribir algo, porque soy muy ignorante en el tema y no me gustaría publicar alguna barbaridad. Te dejo algunos enlaces (dos de ellos en inglés):

http://3.bp.blogspot.com/-0nSoQf1JuR4/UO7RkiXDudI/AAAAAAAAArI/dMywy8FQLvk/s1600/sexo,+genero,+identidad,+orientacion.jpg

https://www.youtube.com/watch?v=hmoAX9f6MOc

http://www.scientificamerican.com/article/is-there-something-unique-about-the-transgender-brain/

Mario Ramos dijo...

Maik Civeira
No existe tal concepto de "metaestudio". ¿Un estudio sobre el estudio? ¿Un estudio de los estudios?
Lo que me digo, es que todavía no contamos con el conocimiento suficiente como para poder manejar OGM a gran escala. No propongo que los OGM sean malos, sino que necesitamos conocer más para poder sacarlos del laboratorio
En general estoy a favor de los OGM. Los OGM abaratan muchos costos de producción, al producir proteínas, sustancias y medicamentos; como la insulina. Modificar ciertos genes en personas puede salvar a millones de personas con enfermedades genéticas.

No es un ad ignorantiam, ya que no digo que sea malo Per se, sino, dado que no conocemos el resultado, el liberar OGM masivamente al medio es una moneda en el aire, en el que una cara es "los OGM son benéficos y seguros" y la otra es "hay una posibilidad de que en 50 años o más nos arrepintamos de esto" El riesgo me parece mucho, en contra de los posibles beneficios; no en general de los OGMs, sino de los OGMs ahora.

Hay mucha gente lista, que está tanto a favor como en contra de los OGM. Actualmente todavía se debate:
http://www.sciencealert.com/watch-in-a-live-gmo-debate-the-for-side-wins

Ahora, en vez de decir que "todo" OGM, acotemos un poco el tema de discusión a el maíz transgénico, que era mi punto original. Si este maíz sale al mundo y el polen se mezcla con las variedades existentes ¿Qué consecuencias puede tener? Una, es que Monsanto quisiera cobrar a los campesino por semillas que ellos no pidieron.
Mi argumento final original, era directamente contra el glifosato, que independientemente si era dañino o no; o que se quedaba en los alimentos o no, no me parece sustentable querer cultivar liberando veneno a través de grandes extensiones de terreno, el cual solo nuestra planta es resistente. ¿Qué con las plantas del vecino? ¿Qué con otras plantas en el medio?

Como el título de esta entrada dice, "Una entrada de blog no cambiará al mundo" solo doy datos que conozco para enriquecer el punto de vista de otros.

Anónimo dijo...

Para el anónimo anterior:

Como tu dices "¿pero como alguien puede saber lo que se siente ser de otro sexo?", tienes razón no lo pueden saber hasta cambiarse.

Pero lo que sí deben saber es que no están a gusto con lo que son, y de mientras no tenemos otra opción más que ser humano hombre o mujer, por ello elegirán la opuesta.

Yo lo veo como la gente que te dice que está incómoda con su cuerpo, ejemplo: he escuchado mucha gente que dice que no le gusta su nariz y quieren operarla para cambiarla.
Esa gente no sabe como será realmente cuando se la cambien, lo imaginan, pero lo que sí saben es que no está contenta con lo que tienen.



Y ya divagando o imaginando tonterías, a lo mejor en el futuro llegue el día en el que podamos cambiarnos no sólo entre hombre o mujer, también podamos pasar nuestro cerebro a algún otro animal, así como el capítulo de south park dónde al papá de stan le hacen una delfinoplastia para convertirlo en delfín. =P

¡Saludos!
Joako

Anónimo dijo...

Acá joako nuevamente

No es el papá de stan el de la delfinoplastia, es el papá kyle

Maik Civeira dijo...

Quise decir meta análisis, disculpa. Como éste:
http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0111629

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