Yo, Ciudadano del mundo, acepto este Contrato Social - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

lunes, 20 de octubre de 2008

Yo, Ciudadano del mundo, acepto este Contrato Social


¿Recuerdan lo que es el Contrato Social? Es el pacto tácito y sobreentendido que se hace entre la Ciudadanía y el Gobierno para organizarse. La Ciudadanía renuncia a ciertas libertades y se compromete a obedecer ciertas leyes y a cambio el Gobierno le ofrece seguridad. La cosa es muy sencilla: "Yo, Ciudadano, me comprometo a obedecer las leyes que dictes, pagar los impuestos que requieras y reconocer tu autoridad sobre mí, a cambio de que tú, Gobierno, asegures mi vida y mis pertenencias y me proveas de educación, servicios médicos, agua potable, electricidad, etcétera."

Hay de contratos a contratos. El típico Contrato Social de la Edad Media era más o menos así: "Yo, Campesino, te cedo a ti, Señor Feudal, el derecho a disponer de mi persona y de mi trabajo, a cambio de que tú, Señor Feudal, me protejas de las incursiones de bárbaros, bandoleros y ejércitos enemigos en tu fortaleza, la cual también servirá de granero para lo que producimos en el campo, y así en caso de helada o sequía o cualquier otro desastre que arruine las cosechas, no permitas que yo, Campesino, muera de hambre."

Hay contratos más o menos equitativos: "Yo, Ciudadano, acepto que tú, Partido Nazi, acapares todo el poder, ilegalices a los demás partidos y acabes con las razas que consideres inferiores, sin decir nada en contra tuya, ni criticar tus disposiciones, a cambio de que tú, Partido Nazi, no me mates, ni tortures, ni me mandes a un campo de concentración ahora, aunque acepto la posibilidad de que ello suceda si de pronto lo consideras necesario". Los totalitarismos suelen tener contratos de este estilo.

Cuando el Ciudadano rompe una de las cláusulas del Contrato (como cuando se infringe una ley), el Gobierno aplica una sanción, previamente acordada. Recordemos que parte fundamental del Contrato Social es que el Gobierno (el Leviatán de Hobbes) proteja al Ciudadano no sólo de fuerzas extranjeras, sino de los otros Ciudadanos del mismo país.

Cuando el Gobierno rompe una de las cláusulas, la Ciudadanía puede reclamárselo. Ya sea que el Gobierno se haya excedido en sus facultades, o que no cumpla con sus obligaciones, el reclamo puede ser hecho.

Ahora bien, no importa que tan injusto o justo pueda parecer un Contrato Social, si los Ciudadanos no hacen nada por cambiarlo, automáticamente lo están aceptando. Si no están de acuerdo con alguna parte del Contrato Social, los Ciudadanos pueden presionar al Gobierno para que se cambien algunas cláusulas. Si no están de acuerdo con todo el Contrato o ya no quieren tratar con la otra parte, los Ciudadanos pueden rebelarse, quitar al Gobierno y establecer un nuevo Contrato. Existe otra opción: que vivan al margen del Contrato Social, como los miembros del crimen organizado, o los hippies de las comunas. Pero si los Ciudadanos no hacen nada de esto, están aceptando el pacto.

Por otro lado, si el Gobierno se excede en sus facultades (digamos, organiza una matanza de estudiantes) o no cumple con sus obligaciones (por ejemplo, permite que el crimen organizado se vuelva tan poderoso que el Gobierno ya no pueda asegurar la vida y pertenencias de los Ciudadanos), y la Ciudadanía no hace nada al respecto, es como si estuviera aceptando nuevas cláusulas en el contrato: "Anexo B) Yo, Ciudadano, acepto que mates a tus opositores cuando lo consideres prudente y te libero de la responsabilidad de asegurar mi vida y propiedad si se te hace muy difícil"

Ahora bien, reflexionemos. ¿Cómo es el Contrato Social que aceptamos tácitamente día a día? Esta reflexión me nació de un mail en cadena que recibí. En él se describe el Contrato Social que aceptamos implícitamente todos los días en los que no hacemos algo por cambiarlo o abolirlo. Como vivimos en una época de globalización, estamos sujetos a un Contrato ya no local ni nacional, sino global. Éstas son sus cláusulas:


Yo, Ciudadano del Mundo, acepto lo siguiente:

1) Acepto la competitividad como base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores.

2) Acepto que me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior en la pirámide social.

3) Acepto la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y de los débiles porque considero que la carga que puede asumir la sociedad tiene sus límites.

4) Acepto remunerar a los bancos para que ellos inviertan mi sueldo a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas ganancias (ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que acepto implícitamente). Acepto también que me descuenten una fuerte comisión por prestarme dinero, mismo que proviene exclusivamente de los otros clientes.

5) Acepto que congelemos o tiremos toneladas de comida para que los cursos bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecérsela a los necesitados y de permitir a algunos centenares de miles de personas no morir de hambre cada año.

6) Acepto que sea ilegal poner fin a mi propia vida rápidamente; en cambio tolero que se haga lentamente inhalando o ingiriendo substancias tóxicas autorizadas por los gobiernos.


7) Acepto que se haga la guerra para así hacer reinar la paz.

8) Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los Gobiernos sea el de defensa. Entonces acepto que los conflictos sean creados artificialmente para deshacerse del stock de armas y así permitir a la economía mundial seguir avanzando.

9) Acepto la hegemonía del petróleo en nuestra economía, aunque es una energía muy costosa y contaminante y estoy de acuerdo en impedir todo intento de sustitución si se desvelara que hemos descubierto un medio más económico y sustentable de producir energía. Acepto que sería nuestra perdición.

10) Acepto que se condene el asesinato de otro humano, salvo que los Gobiernos decreten que es un enemigo y me animen a matarlo.

11) Acepto que se divida la opinión pública creando unos partidos de derecha y izquierda que tendrán como pasatiempo la pelea entre ellos haciéndome creer que el sistema está avanzando.

12) Además acepto toda clase de división posible con tal que esas divisiones me permitan focalizar mi cólera hacia los enemigos designados cuando se agiten sus retratos ante mis ojos.

13) Acepto que el poder de fabricar la opinión pública, antes ostentado por las religiones, esté hoy en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente que son totalmente libres de controlar los Estados, porque estoy convencido del buen uso que harán con él.


14) Acepto que la idea de la felicidad se reduzca a la comodidad; el amor al sexo y la libertad a la satisfacción de todos los deseos, porque es lo que me repite la publicidad cada día. Cuanto más infeliz soy, más consumo. Cumpliré mi papel contribuyendo al buen funcionamiento de nuestra economía.

15) Acepto que el valor de una persona sea proporcional a su cuenta bancaria, que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades, y que sea excluido del sistema si no produce lo suficiente.

16) Acepto que se recompense cómodamente a los jugadores de fútbol y a los actores y mucho menos a los profesores y los médicos encargados de la educación y de la salud de las futuras generaciones.

17) Acepto que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia podría sernos útil, pues, como somos la civilización más evolucionada del planeta (y sin duda del universo) sabemos que la experiencia ni se comparte ni se transmite.

18) Acepto que se me presenten noticias negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en Occidente. Sé que mantener el miedo en nuestros espíritus sólo puede ser beneficioso para nosotros.

19) Acepto que los industriales, militares y jefes de Estado celebren reuniones regularmente para, sin consultarnos, tomar decisiones que comprometen el porvenir de la vida y del planeta.

20) Acepto consumir carne bovina tratada con hormonas sin que explícitamente se me avise.

21) Acepto que el cultivo de OGM (Organismos Genéticamente Modificados) se propague en el mundo entero, permitiendo así a las multinacionales agroalimentarias patentar seres vivos, almacenar ganancias considerables y tener bajo su yugo a la agricultura mundial.

22) Acepto que los bancos internacionales presten dinero a los países que quieren armarse y combatir, y que así elijan los que harán la guerra y los que no. Soy consciente de que es mejor financiar a los dos bandos para estar seguros de ganar dinero y prolongar los conflictos el mayor tiempo posible con el fin de poder totalmente arrebatar sus recursos si no pueden reembolsar sus préstamos.

23) Acepto que las multinacionales se abstengan de aplicar los progresos sociales de Occidente en los países desfavorecidos. Considerando que ya es una suerte para ellos que los hagan trabajar. Prefiero que se utilicen las leyes vigentes en estos países que permiten hacer trabajar a niños en condiciones inhumanas y precarias. En nombre de los derechos humanos y del ciudadano, no tenemos derecho a ejercer injerencia.

24) Acepto que los laboratorios farmacéuticos y los industriales agroalimentarios vendan en los países desfavorecidos productos caducados o utilicen substancias cancerígenas prohibidas en Occidente.

25) Acepto que el resto del planeta, es decir cuatro mil millones de individuos, pueda pensar de otro modo a condición de que no venga a expresar sus creencias en nuestra casa, y todavía menos a intentar explicar nuestra Historia con sus nociones filosóficas primitivas.

26) Acepto la idea de que existen sólo dos posibilidades en la naturaleza, a saber: cazar o ser cazado, y si estamos dotados de una conciencia y de un lenguaje, ciertamente no es para escapar de esa dualidad, sino para justificar por qué actuamos de ese modo.

27) Acepto considerar nuestro pasado como una como una continuación ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas y de voluntades hegemónicas, pero sé que hoy todo esto ya no existe porque estamos en el summum de nuestra evolución, y porque las reglas que rigen nuestro mundo son la búsqueda de la felicidad y de la libertad para todos los pueblos, como lo oímos sin cesar en nuestros discursos políticos.

28) Acepto que la naturaleza haya podido dedicar millones de años para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo es la destrucción de su propia especie en unos instantes.

29) Acepto la búsqueda del beneficio económico como fin supremo de la Humanidad y la acumulación de riqueza como realización de la vida humana.


30) Acepto la destrucción de los bosques, la casi desaparición de los peces en los ríos y en nuestros océanos. Acepto el aumento de la polución industrial y la dispersión de venenos químicos y de elementos radiactivos en la naturaleza.

31) Acepto esta situación, y supongo que no puedo hacer nada para cambiarla o mejorarla.

32) Acepto ser tratado como ganado porque definitivamente pienso que no valgo más.


33) ACEPTO NO PLANTEAR NINGUNA CUESTIÓN, CERRAR LOS OJOS SOBRE TODO ESTO Y NO FORMULAR NINGUNA OPOSICIÓN VERDADERA, PORQUE ESTOY DEMASIADO OCUPADO POR MI VIDA Y MIS PREOCUPACIONES. INCLUSO ACEPTO DEFENDER A MUERTE ESTE CONTRATO SI USTED ME LO PIDE.

34) ACEPTO PUES, EN MI ALMA Y CONCIENCIA Y DEFINITIVAMENTE, ESTA MATRIZ TRISTE QUE USTED COLOCA DELANTE DE MIS OJOS PARA ABSTENERME DE VER LA REALIDAD DE LAS COSAS.


Ya va siendo hora de modificar este contrato, ¿no lo creen?


Más para reflexionar sobre el mundo y animarnos a cambiarlo:

5 comentarios:

TheJab dijo...

Pausa.

El punto 14 de dio una pequeña sacudida.

Play.

TheJab dijo...

Punto 30: mi hijo ya está preocupado por los tiburones.

De la pregunta final, definitivamente creo que ya se está haciendo tarde.

Edylú dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Viejo Errante dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
♣♠♦♥ArLeKiN VaLdiViA♥♦♠♣ dijo...

Pues sí, es en cierto modo triste la forma en que el capitalismo sigue mermando la sociedad, sembrando, como dicen, la base de su propia destrucción, o actualmente, cosechándola.

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