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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

miércoles, 12 de octubre de 2016

¡Contacto! ¿Quién visitó América antes de Colón?

"América" según el pintor François Dubois

Es 12 de octubre, fecha de por sí polémica por todo el mame que se desata alrededor de la misma entre los mamadores que se creen descendientes directos de Cuauhtémoc y los otros mamadores que se sienten herederos de la dinastía de los Habsburgo. Pero además, es un puñado de días en los que en ciertos rincones siniestros de los Internetz son rescatados y sacados a la luz por personas bienintencionadas pero medio despistadas, que en seguida se ponen a compartir en sus redes sociales contenidos sobre una chulada de la pseudo-historia conocida como Contactos Transoceánicos Precolombinos.

Básicamente, la premisa es ésta: antes de que Colón y sus secuaces de esa organización criminal conocida como Monarquía Española llegaran a estas tierras a destruir, esclavizar y cometer genocidios, otros visitantes ya habían estado aquí y hasta habían dejado huellas. No nos referimos solamente a los vikingos, de los cuales hay amplísima y reconocida evidencia fehaciente de su estadía, desde fuentes historiográficas hasta vestigios de sus asentamientos en este hemisferio. Tampoco nos referimos a la más que sugerente colección de pistas que indican la probabilísima llegada de marineros provenientes de la Polinesia hasta las costas de Sudamérica (que poblaron la Isla de Pascua, y ya de ahí no quedaba tan lejos el continente). 

Aquí se trata de querer que chinos, fenicios, egipcios, romanos, judíos, celtas y hasta africanos subsaharianos visitaron el continente que se ha tenido en bien llamar América, años o siglos antes de que a los españoles y portugueses les diera por creer que podían reclamar en nombre de su dios y su rey cualquier tierra que avistaran. Todas estas hipótesis (por llamarlas de forma respetuosa) pueden resultar muy intrigantes. ¿A poco no está padre pensar que los malíes visitaron América? El problema es que las evidencias son, en el mejor de los casos, endebles. Y no, señor Lionel Hutz, un montón de supuestos y conjeturas no son una clase de evidencia.

"Quetzalcóatl" según el artista kitsch Boris Vallejo

El otro problema es que eso les importa muy poco a los promotores de tales ideas, que suelen ser los mismos que creen en la Atlántida y en los alienígenas ancestrales (un par de temas que dan muuucho de qué hablar y que no vamos a abordar aquí ahora). Por ejemplo, hace algunos años tuve una discusión vía Facebook (antes de aprender que no tiene caso hacer eso) con un estudiante de historia, mamertísimo él, que sostenía que los chinos habían llegado a América. Le pedí sus evidencias y me contestó con un rollo posmoderno acerca de que es el pensamiento cientificista y positivista el que pide evidencias de las cosas y que él no tenía que proporcionar ninguna. Básicamente su argumento se redujo a que hay que creer que fueron los sabios orientales y no los perversos occidentales los que descubrieron América, porque si no estaríamos siendo etnocentristas e imperialistas. Incluso afirmó que las historias de los vikingos que llegaron por allá de Canadá son un invento para justificar el imperialismo de los anglosajones (porque entre escandinavos y anglosajones no hay diferencias, ¿eh?). Un. Jodido. Estudiante. De. Historia.

Así que voy a hacer algo que por lo general es inútil cuando se trata con conversos convencidos, pero que puede resultar provechoso para personas que sólo no están bien enteradas de cómo va la cosa: apelar a su razón y sentido común. En especial porque una rápida visita a Google me demostró que hacen falta refutaciones en español a estos sinsentidos. Antes de explorar una por una las afirmaciones de contacto trasatlántico precolombino, tengan en cuenta algunos puntos:

La navaja de Ockham: que nos dice que la explicación más sencilla es la más probable. Por sencilla no debe entenderse la más simplona, sino la que requiere de menos supuestos no comprobados para armar la explicación. Por ejemplo, si tenemos que "dios" se dice "théos" en griego y "téotl" en náhuatl, quizá podamos sentirnos tentados a pensar que los griegos y los nahuas tuvieron contacto y hasta intercambio lingüístico en algún punto desconocido. El problema es que ello implicaría un viaje tan grandioso que el adjetivo "épico" se quedaría corto, con tecnología de navegación primitiva, no sólo a través del Atlántico, sino del Mediterráneo (o el continente europeo, suponiendo que hicieran la primera parte por tierra) y por media Mesoamérica para llegar hasta el Altiplano Central, de lo cual no hubiera quedado más que una puta palabra. Entre eso y pensar que sólo se trata de una curiosa coincidencia, lo más sensato es lo segundo. Apliquen este principio, porque muchas de las "evidencias" que aquí se presentan son solamente uno o muy pocos artefactos o rasgos culturales que parecen fuera de lugar.

¡Es un complot! Las hipótesis de contacto trasatlántico precolombino no son avaladas por historiadores, arqueólogos, genetistas o lingüistas serios, sino por amateurs, individuos de reputación dudosa y loquitos de Internet. Eso no es lo importante, porque no se trata de hacer una apelación a la autoridad o un ad hominem. Lo problemático es que para explicar por qué profesionistas e investigadores de todo el mundo rechazan esas ideas y por qué sólo un puñado de sórdidos las sostienen tendríamos que recurrir a una conspiración global, con intenciones desconocidas (pero sin duda malignas), capaz de establecer una "historia oficial" y controlar todo lo que sale en nuestros libros y se enseña en nuestras instituciones (pero no censurar blogs y canales de Youtube). Es decir, requerimos de una hipótesis aún más fantasiosa e improbable para justificar por qué esas hipótesis fantasiosas e improbables no tienen pruebas ni son reconocidas. Y esto aplica a cualquier afirmación que provenga de la "historia alternativa" o "revisionismo histórico", como le gusta llamarse a la pseudohistoria.

Dicho lo anterior, empecemos...

Egipto


Los egipcios hacían pirámides. Los mesoamericanos hacían pirámides. Listo, ésa es una prueba, ¿no? No, no lo es. Las similitudes entre las pirámides de diversos pueblos (no sólo egipcios y mesoamericanos, sino alrededor del mundo), no se explica a través de una especie de hiperdifusionismo, sino de que simplemente los seres humanos encontramos soluciones similares para problemas similares. En este caso el problema es construir edificios monumentales que puedan ser vistos a grandes distancias y apabullen a quienes los contemplen. Ahora, esto puede ser una torre, pero una pirámide tiene mucha mayor integridad estructural y más probabilidad de permanecer a lo largo de los siglos. Además, su forma recuerda a la de las montañas, que solían ser el hogar de los dioses en el imaginario antiguo. Así que ahí lo tienen, no es necesario buscar explicaciones en los atlantes, los aliens o algún contacto precolombino inexplicable.

Muchos de los rasgos culturales que parecen similares entre los pueblos de la antigüedad se explican así. Es decir, no se necesita darle muchas vueltas para entender por qué tantos deificaron a animales poderosos o peligrosos como los grandes felinos o las serpientes. Muchas veces las similitudes entre estos rasgos son puramente superficiales, y quienes las señalan no son los expertos que han estudiado el arte, arquitectura y simbología de las antiguas civilizaciones por años, sino de completos ignorantes para quienes todo lo que no sea occidental se ve parecido.

Se ha dicho que restos de tabaco y cocaína han sido encontrados en momias egipcias. Dado que estas plantas son nativas de América, sólo un contacto entre los antiguos egipcios y los mesoamericanos podría explicar su presencia, ¿no? Que no. Lo de la coca fue señalado una sola vez, y nunca se pudieron replicar los hallazgos. Lo más probable es que haya habido un error en el primer análisis. El tabaco fue hallado en momias que ya llevaban varios años siendo manipuladas por gente moderna. Lo más probable es que en su descuido los primeros descubridores hayan dejado rastros de tabaco. Recuerden: navaja de Ockham.

Fenicios

Es decir, no mamen ¬¬


¿Los más grandes navegantes de la Antigüedad, los que circunnavegaron el continente africano, habrían podido llegar hasta América? Es muy improbable, dado que la tecnología de navegación que poseían no les habría permitido cruzar el Atlántico, o siquiera alejarse demasiado de las costas. Esto sólo sería posible hasta la aparición de las carabelas en el siglo XV. Los nórdicos pudieron llegar en sus embarcaciones porque las distancias eran más cortas por el norte: de Escandinavia a Islandia, y de allí a Groenlandia y luego a las islas al norte de Canadá. Pero pensar que los fenicios pudieran haber partido de Cádiz, o incluso las Canarias, y llegar hasta América es demasiado jalado de los pelos.

Pero sobre todo, no existen pruebas. Hay por ahí una inscripción precolombina que se parece a la escritura cuneiforme y algunos nombres de lugares que parecen de origen semítico, pero nada más. Vestigios fenicios supuestamente hallados en el Nuevo Mundo (como monedas) resultaron ser falsificaciones. Se ha querido interpretar un grabado al reverso de una moneda fenicia como un mapa del mundo que representa a América, pero eso es pura pareidolia, como buscarle formas a las nubes.

Británicos

Nope, they didn't

Diversas leyendas de Irlanda, Gales y Escocia hablan de personajes que navegaron al oeste y encontraron tierras paradisiacas. Esto es de lo más común: todas las culturas tienen historias acerca de lugares fabulosos más allá del mar. Dada la ubicación de las Islas Británicas, sus leyendas localizarían tales tierras fantásticas hacia el oeste (al este estaba Europa, que ya conocían). Después de la llegada de Colón, los británicos usaron esas leyendas en vanos intentos de reclamar las tierras descubiertas para sí mismos, con el pretexto de que ya habían sido descubiertas por sus ancestros (porque los derechos de sus habitantes nativos a reclamar sus propias tierras importaban un comino). 

Algunos de los primeros exploradores británicos incluso reportaron la existencia de "indios galeses", tribus indígenas de Norteamérica que descendían de los primeros exploradores provenientes de Gales y dirigidos por Madoc, un personaje cuya existencia histórica es, por decir lo menos, dudosa. Claro está, nunca se hallaron pruebas de que los pueblos nativos a los que estos europeos se referían tuvieran una gota de sangre galesa o estuvieran influidos por la cultura de Gales. Básicamente, sólo se les ocurrió decirlo y ya.

Como de costumbre, hay una que otra aparente anomalía hallada a uno u otro lado del océano. Por ejemplo, muestras de escritura galesa en piedras de Virginia (con seguridad falsas) y relieves de una iglesia en Escocia que parecen plantas de maíz (más probablemente, espigas de trigo).

Hebreos

El Libro del Mormón viene con ilustraciones bien padres si les gusta el arte fantástico

Cuando a Joseph Smith le dio por convertirse en profeta y fundar una religión sacándose cosas del culo, estableció que los nativos de América eran descendientes de una de las Doce Tribus de Israel que había cruzado el océano huyendo de Tierra Santa (y que se habían vuelto morenos como castigo por sus pecados, porque ser moreno es una verdadera tragedia). 

La hipótesis de los pobladores semitas ya había sido planteada desde tiempos de la llegada de Colón, para tratar de explicarse la presencia de una tierra habitada por personas de las cuales la Biblia no decía nada. Es natural que se propusieran esas explicaciones, cuando no se sabía nada acerca del paso por Beringia y las Islas Aleutianas. Hoy en día, carecen completamente de sentido, y sólo los mormones más fundamentalistas siguen tratando de buscar evidencias arqueológicas de los delirios de Smith. Se ha hablado de evidencia de aquella travesía, como de piedras con inscripciones hebreas, pero han resultado ser falsas.

Chinos


Y llegamos a la cereza del pastel, la muy popular teoría de que los chinos descubrieron América en 1421. La hipótesis del contacto chino-americano no es completamente nueva, pero saltó a la fama a principios de este siglo gracias al bestseller de Gavin Menzies 1421: El año en que China descubrió América.

Empecemos por el principio. La historia del almirante chino Zheng He (1371-1433) es fascinante. Este hombre de gran valor y visión, eunuco que llegó a comandar la Flota del Tesoro, se embarcó en un viaje extraordinario y se convirtió en uno de los más grandes exploradores de la historia humana. Navegó por el Océano Índico, visitó la India, Indonesia, Sri Lanka, Arabia y el África Oriental. Sus viajes fueron inéditos en la historia china, posterior o anterior. Tras su última expedición, se acabó el afán chino por explorar, y este viejo imperio se cerró una vez más al contacto con el mundo exterior.

Pues resulta que Gavin Menzies piensa que Zheng He pudo haber llegado hasta América. ¿Sus evidencias? Ninguna. No hay registros en China de tal viaje (y los chinos tienen registros históricos prácticamente ininterrumpidos desde hace 5,000 años), no hay vestigios materiales (objetos chinos en América u objetos americanos en China). Claro, Menzies dice que los registros de ese viaje pudieron perderse durante los turbulentos años del cambio de dinastías que siguieron a los viajes de Zheng He, lo cual es una falacia ad ignorantiam: no sabemos lo que pudo haber habido ahí, así que bien pudo ser lo que a mí me dé la gana. 

Menzies toma como indicios ciertas coincidencias lingüísticas superfluas entre el chino y algunos idiomas americanos (por ejemplo, que Chan es un apellido tanto en maya como en chino). Todo ello ha sido rechazados amplia y detalladamente por verdaderos lingüistas, historiadoes y arqueólogos profesionales.

Ah, pero está el famoso mapa chino que muestra completo al continente americano:


Hay varios problemas con este mapa. El primero es que no existe el original (o el que supuestamente fue el original), sino solamente copias del siglo XVII o posteriores, mucho después de que América ya hubiera sido explorada por los europeos. El otro elefante en la habitación es que para cartografiar con tal exactitud el Nuevo Mundo se necesitaron décadas -más de un siglo- de exploración. Si los chinos, antes o después de Zheng He, hubieran llevado a cabo una empresa de ese tamaño ¿cómo habría podido pasar desapercibida? Por último, el mapa guarda un sospechoso parecido con aquellos que se estaban produciendo en Europa en aquel tiempo, incluyendo la representación de California como una isla (si los chinos exploraron el continente, habrían empezado por el Pacífico y es poco probable que hubieran cometido ese error).

Finalmente, unas palabras sobre Gavin Menzies. El tipo no es historiador profesional, sino sólo un amateur con mucho tiempo libre. Esto le encanta a los antiintelectualistas: la historia de alguien sin estudios formales que desmonta a los pedantes universitarios (como que así reivindica a los iletrados). Menzies no lee chino ni consultó fuentes chinas originales, sino relatos y especulaciones de segunda, tercera y cuarta mano. Es decir, compiló un montón de suposiciones sin fundamento, se sacó un montón de cosas de la manga y lo presentó como una evidencia histórica. 

Y así por el estilo...

Bueh, ¿por qué chingados no?

¿Algunas vasijas mesoamericanas parecen cerámica romana? No, es sólo que hay gente que no sabe de lo que habla. ¿Se encontró la estatuilla de un hombre barbado en un sitio arqueológico cercano a Toluca? Sí, pero es casi seguro que alguien la dejó allí de broma. ¿Los relieves mayas muestras cabezas de elefantes? No, son tapires estilizados. ¿Las cabezas olmecas tienen rasgos africanoides? Sí porque como todo el arte prehispánico, que era estilizado y no realista, exagera ciertos rasgos faciales. ¿Hay esculturas en la India que representan mazorcas de maíz? No, son Maktuphala, una fruta mítica salpicada de perlas. ¿Hay leyendas de árabes que viajaron al oeste o de chinos que viajaron al este y encontraron tierras paradisíacas? Como ya dije, esas leyendas existen en todas las culturas y son una expresión de lo mucho que nos fascina a los seres humanos lo desconocido, lo que yace más allá del horizonte.

Aunque estaría muy padre pensar que los romanos podrían haberse peleado a catorrazos contra los aztecas o algo así, tengan en cuenta que si civilizaciones tan desarrolladas como los fenicios, los chinos, los árabes, los indios o los romanos hubieran tenido contacto con civilizaciones tan desarrolladas como los mesoamericanos o los andinos, los vestigios serían mucho más que unas cuantas monedas, vasijas o inscripciones desperdigadas por aquí y por allá. Habría narraciones, historias, crónicas, mapas, bitácoras. Los mesoamericanos habrían conocido la tecnología de allende los mares, por lo menos el trabajo de los metales (cuando llegaron los españoles, aquí seguían con tecnología del neolítico) y quizá la rueda, que aunque no hubiera animales de tiro, es mejor empujar una carretilla que cargar con un costal. El contacto probablemente habría causado epidemias, como sucedió a partir del siglo XV, pues los habitantes de este continente no tenían defensas contra las enfermedades euroasiáticas.

Otra cosa: algunos hallazgos de artefactos europeos o asiáticos en suelo americano resultaron ser simplemente restos de expediciones y asentamientos europeos que fueron abandonados y redescubiertos siglos más tarde. En un principio sacaba de onda a los descubridores hallar vasijas para aceite de oliva o monedas de cobre, y empezaban a especular sobre viajes precolombinos. Pero la verdad terminaba siendo mucho más pedestre: fueron los mismos visitantes posteriores a Colón quienes las dejaron ahí. Los demás han sido casos de simple y llano fraude.

Por último, no olvidemos que detrás de muchas de estas historias está una agenda abierta o veladamente racista: probar que las civilizaciones del Nuevo Mundo no habrían podido desarrollarse por sí mismas sin ayuda de pueblos más antiguos. Que su impresionante arquitectura, sus matemáticas, su astronomía, su herbolaria, su ingeniería o su industria textil no habrían podido ser creadas por pueblos "primitivos" y que requerían de la intervención de los europeos para existir. Es por eso que, fuera de atarantados de Internet, chairos posmodernos o gente despistada que quiere sentirse muy lista diciendo a los demás "lo que tú sabes es falso, yo sé la mera verdad", las personas que siguen impulsando estas teorías locas son fundamentalistas religiosos, negacionistas históricos, supremacistas blancos y demás individuos con intenciones maliciosas.

La verdadera historia del mundo es fascinante en sí misma, y no requiere de fantasías y conspiraciones, que por otro lado resultan más simplonas y maravillosas que la realidad. Aprendamos historia para no dejarnos engañar por los traficantes de misterios.


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