La ciencia en rebeldía - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

domingo, 29 de enero de 2017

La ciencia en rebeldía

Este texto fue publicado también en Polis.mx

Sobreviviendo en la Era Trump


Creo que a todos nos ha tomado por sorpresa la rapidez con la que Donald Trump, flamante y flamígero presidente de los Estados Unidos está llevando a cabo su agenda para la distopía. Quienes pensaban que el señor sólo hacía alharaca para ganarse el voto de los rednecks, hillbillies y fanáticos reaccionarios pueden darse por desmentidos: su choro era en serio. Hasta lo más absurdo y despreciable de sus promesas iban en serio. Y ahora es peor, porque siente que como ganó, tiene permiso para hacer lo que quiera. Gobierno por, para y a través de sus fanáticos sin hacer caso pero ni al sentido común.

A las pocas horas de que asumiera la presidencia, el sitio oficial de la Casa Blanca cambió notoriamente: desaparecía la opción para leerlo en español (el segundo idioma más hablado en el país). Trump declaraba desde el primer momento una guerra contra todos los medios de comunicación que no hablaran favorablemente de él, tachándolos de mentirosos, hasta el punto de enfrascarse en un debate absurdo por el número de asistentes a su inauguración [aquí]. La cosa se pone espeluznante cuando vemos que Trump, de forma dictatorial quiere establecer una relación directa con sus seguidores, que tomen las noticias directamente de él, sin el filtro de los medios que puedan hacerle preguntas incómodas o desmentir sus declaraciones engañosas. Porque el tipo miente, constantemente, sobre cualquier cosa, y espera que lo que él dice que es la verdad sea tomada como tal [aquí].

En su primera semana como presidente se ha propuesto a gobernar de la forma menos democrática dentro de la ley, mediante el decreto (o, como dicen los vecinos, executive order). Históricamente usada como medida extraordinaria cuando el ejecutivo siente que debe circumpasar a los otros poderes. Los decretos de Darth Naranja incluyen: desmantelar Obamacare; construir el muro fronterizo con México (y ponerse de bravucón para que los mexicanos lo paguemos); retirar fondos federales a las “ciudades santuario” que protejan a los inmigrantes; sacar a los Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico y del Tratado de Libre Comercio para América del Norte; prohibir que se den fondos federales a organizaciones internacionales que apoyen a las mujeres que necesitan abortar; revivir los proyectos de los oleoductos de Keystone y Dakota del Norte, que habían sido cancelados por la administración de Obama tras enérgicas protestas de pueblos indígenas y activistas; quitar regulaciones medioambientales y económicas a las actividades corporativas; vetar la inmigración de países de mayoría musulmana y expandir a las fuerzas armadas [aquí]. Para colmo, ahora amenaza con acabar con los fondos federales para las artes y las humanidades, como parte de su campaña en contra de la Ilustración [aquí].

Por fortuna, los actos de resistencia y rebeldía han llegado desde el primer día con la Marcha de las Mujeres que reunió a millones de personas en Washington y otras ciudades del país y del mundo para mostrar el repudio a las políticas misóginas de Trump [aquí]. Diversos líderes políticos y figuras públicas, así como medios de comunicación han mostrado su solidaridad con México y su repudio a los abusos a los que Trump pretende someternos [aquí] y ciudadanos estadounidenses han expresado su apoyo a nosotros a través de las redes sociales [aquí]. Fuertes protestas han tenidolugar diversos aeropuertos estadounidenses apenas comenzaron las acciones contra personas provenientes de países musulmanes [aquí]; mientras tanto, tres mil académicos han firmado un comunicado en oposición a las órdenes xenófobas y racistas de trump [aquí] y decenas de abogados se han presentado para ofrecer sus servicios gratuitos a los afectados [aquí].  Una jueza federal suspendió temporalmente la orden de Trump para proteger a los migrantes que ya estaban en el país o en camino de regreso [aquí]. Queda decencia en el mundo y se está organizando para enfrentar a la tiranía.

The Rogue Ones


Uno de los más inspiradores actos de resistencia provienen de un sector de la sociedad poco dado a protagonizar luchas políticas: la comunidad científica.

Donald Trump tuvo siempre problemas con la ciencia. Combina una ignorancia culpable con una arrogancia peligrosa [aquí y aquí]. Recordemos que se trata de alguien que dicta lo que es verdad por decreto. Su gabinete está lleno de creacionistas, negacionistas del cambio climático, antivacunas y demás gentuza oscurantista, que él ha colocado en puestos claves donde pueden (y están dispuestos a) hacer mucho daño. Además, dado que la ciencia es una actividad colaborativa, colectiva y global, las políticas nacionalistas y autoritarias de Trump tendrán alcances más allá de sus fronteras y sí, afectarán también a la de por sí muy vulnerable ciencia mexicana [aquí].

A sabiendas de que Trump por sus huevos dice que el cambio climático no existe (y sus colaboradores son apenas menos sutiles al respecto), el sábado antes de que el magnate anaranjado tomara posesión un grupo de científicos, hackers, bibliotecarios y archivistas de la Universidad de Pensilvania se iniciaron la tarea titánica de descargar información al respecto de los sitios gubernamentales y ponerlos a salvo en servidores a los que podría accederse libremente [aquí]. Se trata de un acto admirable que recuerda un poco a los Rebeldes robándose los planos de la Estrella de la Muerte.

Tenían razón estos rebeldes, porque apenas Trump llegó al poder desaparecieron todas las referencias al cambio climático en los sitios web oficiales. Días después, su gobierno giró una orden para que todas las agencias científicas dejaran de comunicarse con el público y los medios, y que toda información que saliera de ellas tuviera que ser revisada antes por la presidencia. Estaba claro que Trump no quería que nada que él no aprobara fuese dado a conocer.

Esto, claro está, va en contra de toda ética del quehacer científico. Sólo se necesitó una chispa para iniciar la ignición de una resistencia: una modesta cuenta de Twitter del Parque Nacional de Badlands, en Dakota del Sur, se dedicó a compartir información sobre el cambio climático en las redes sociales. Las autoridades del parque retiraron los mensajes, así que el rebelde creó una nueva cuenta:  @AltBadlandsNPS. Luego se dio un efecto dominó: comenzaron a aparecer cuentas de Twitter rebeldes de las agencias científicas gubernamentales, incluyendo la NASA y la EPA (@Alt_NASA@RogueNASA y @altUSEPA), para burlar la orden presidencial y continuar informando al público sobre lo que debe ser informado [aquí, aquí y aquí].

Eso no es todo. Después de la Marcha de las Mujeres y las protestas espontáneas contra la política antimigratoria de Trump, la próxima gran manifestación estará protagonizada por los hombres y mujeres de ciencia [aquí]. Como el conocimiento corre peligro, y no se puede dejar en manos de los ignaros y los fundamentalistas, ahora científicos están lanzándose a ocupar puestos públicos [aquí] y sus contrapartes de Canadá les están ofreciendo ayuda [aquí]. Y es que no se puede separar ciencia de política cuando la política quiere someter y ningunear a la ciencia. Trump es como el bravucón escolar que quiere abusar de los nerds porque, en el fondo, sabe que son mucho más listos que él. Pero los nerds están dispuestos a dar pelea.


Pueden seguir los pormenores de la organización de la marcha en esta página. Además, si están interesados en armar una réplica (ya hay iniciativas para hacerlas en distintas ciudades), pueden comunicarse con los organizadores al correo marches.marchforscience@gmail.com y si les interesa, tengo un grupo de Facebook ¡Yo pinches amo la ciencia! para compartir y conversar de diversos temas relacionados.

Porque la realidad no puede ser alterada por la simple voluntad de los poderosos, porque el conocimiento debe servir a la humanidad, porque nos ha costado mucho llegar a donde estamos para que un grupo de fanáticos medievales nos echen hacia atrás, y porque lo que está en juego es la misma habitabilidad de nuestro planeta. La ciencia, dijo el gran Carl Sagan, puede ser una vela en la oscuridad. Como especie, nos ha dado el poder de curar enfermedades, hacer más largas y seguras nuestras vidas, viajar a otros mundos; destruye con datos, hechos y pruebas los prejuicios más rancios y las supersticiones más añejas. Vienen tiempos oscuros. Mantengamos la luz encendida.

Actualización: La marcha mundial por la ciencia ya tiene fecha: el 22 de abril de 2017, Día de la Tierra. Estaremos pendientes.

Actualización II: En México ya se está organizando la marcha, para el mismo día 22. Pueden estar pendientes del evento en este enlace. En mi natal ciudad de Mérida, también se está preparando una marcha; pueden consultarlo aquí.


Esta historia continúa en El día en que marchamos por la ciencia, con algunas otras noticias y reflexiones. Leer más sobre la importancia de la ciencia en este blog:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Privilegiada claridad mental y capacidad de transmitir, necesitas salir de tu blog a youtube o no se a otro lugar donde infectes de inteligencia y ganas de aprender a m,as gente. No se tal vez La politica? A lo mejor Civeira es el sigueinte Kumamoto??? Neta te necesitamos.

Eibon dijo...

No han pasado ni seis meses desde que asumio este energumeno y ya trae al mundo de cabeza... Realmente se vienen tiempos oscuros para la Humanidad. Pero mientras todos los que podamos demos pelea, aun hay esperanza.

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